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EVALUACIÓN DE PARES

Laura Calderón

La capacidad de juego, la toma de decisiones, la escucha al compañero y la generosidad en escena, son los comportamientos más positivos y reiterativos que posee Diego García como ejecutante.

Desde hace aproximadamente dos años he sido testigo del proceso de formación de artista escénico de Diego. La primera vez que tuve la oportunidad de compartir una clase con Diego fue en el 2016, en la técnica básica de ViewPoints, impartida en la Pontifica Universidad javeriana. Para ese entonces Diego no poseía el mismo juego y riesgo que posee hoy en día. Para ViewPoints, Diego no arriesgaba lo suficiente durante las improvisaciones, lo que hacía muchas veces que a pesar de asistir a la clase su presencia se desvaneciera un poco. Es allí donde encuentro valor en dos cualidades de Diego, la primera es la capacidad de persistir, la segunda es la disciplina. A pesar de no arriesgar mucho en ViewPoints siempre recibía las retroalimentaciones de la manera más positiva, siempre buscando mejorar su proceso y ofreciendo las mejores que herramientas con las que contaba en ese momento.

Desde otros contextos, de los dos ensambles de clown (2016 y 2017), de los que Diego ha sido ejecutante, he observado que Diego ha adquirido una capacidad de juego escénico, que se ha ido desarrollando con el tiempo. Considero que es una de sus herramientas más fuertes y lo que lo hace tan interesante como ejecutante. Bajo esta misma fortaleza, debo mencionar que Diego bajo ninguna circunstancia debe perderla, ni olvidar que la posee. Durante el laboratorio de dramaturgia de la improvisación (2017), Diego dejó un poco de lado su capacidad de juego y riesgo por la incomodidad que representaba el grupo con el que compartía la clase. A raíz de ello una de mis grandes observaciones para Diego como ejecutante es que busque un poco más la incomodidad tanto en espacios creativos, como en la escena. Son repetidas las ocasiones en las que se olvida de sus fortalezas por el simple hecho de sentirse incomodo, no logra dejar su compromiso y responsabilidad con las asistencia a la clase o a la puesta en escena, pero su desaliento es muy evidente y aquello no le permite ejecutar con precisión.

Con las herramientas que Diego posee y las habilidades que ha adquirido a través de este tiempo, el mismo debería ponerse en distintos estados de incomodidad, buscar salir de sus zonas de confort, de lo que ya conoce. Diego como artista escénico posee las suficientes habilidades para resolver conflictos y situaciones que lo ponen en un estado incomodo, aquello solo potenciaría su estado de alerta. Debe recordar todos los principios que ha adquirido y su esencia de juego y escucha con el compañero, lo cual lo hace un artista escénico con una gran apertura, recordando siempre que el terreno de lo desconocido es lo que realmente lo ha enriquecido a través de estos años.

Desde una mirada como director, tuve la oportunidad de en un ejercicio de la clase de Composición a partir de texto dramático (2017), estar bajo su dirección. Considero que Diego posee unas aproximaciones muy interesantes a la escena, pensando siempre en tiempos y en espacios muy concretos, a la vez se apoya de referentes gráficos. Con esto muy presente siempre permite que sus ejecutantes propongan, toma lo mejor de sus ideas y las transforma, está en una constante escucha.

Desde la escena o las clases, agradezco que Diego ofrezca tanta seguridad y juego a sus compañeros, a su vez su escucha es siempre fundamental.

Felipe López Bettín

El propósito de este escrito es hacer una corta evaluación sobre el proceso durante la carrera de mi compañero. Para eso voy a apoyarme en las clases que compartimos, como: Puesta en escena dramaturgia del movimiento; Ensamble de Clown; Técnica básica cuerpo es voz; Escrituras dramáticas, escrituras coreográficas y formas de documentación; y Laboratorio de voz cantada.


El propósito del núcleo de Puesta en escena es llegar a un análisis profundo de investigación teórica en un área de las artes escénicas. En el caso de Dramaturgia del movimiento la clase se llevó más como un laboratorio, el cual tiene como propósito aprovechar preguntas propias del alumno sobre su proceso y cuestionarlas por medio de ejercicios de investigación prácticas, bajo la guía del docente, en este caso, Juliana Reyes.


Así pues, la clase pidió al principio un trabajo individual en el que se definieron las preguntas individuales y se empezó a trabajar sobre la creación de un proyecto propio, muy enfocado hacia el movimiento y la expresión desde la danza. Diego mostró mucho interés desde el principio y a pesar de que su énfasis no es danza, mostró habilidades al momento de componer y limpiar. Sus movimientos eran concretos y expresivos, lo que aportó mucho a su muestra.


Después de este trabajo individual pasamos a una composición grupal en la cual Diego trabajó con dos estudiantes con énfasis en danza. Una vez más Diego mostró que a pesar de no tener ni la misma experiencia, ni el mismo nivel técnico de danza que sus compañeras mostraban, logró acoplarse y encontró una calidad de movimiento que le favorecía y se le acomodaba bien a su corporalidad y gestualidad. Este detalle enriqueció mucho la pieza, pues, su cuerpo a pesar de no tener tanta formación llegaba a un buen nivel de expresión.


El área de ensamble tiene como propósito fomentar el compañerismo y llevar a los estudiantes a acercarse a un proceso de creación siendo abordado desde diferentes géneros, en este caso fue el Clown. El ensamble fue dirigido por Felipe Ortíz. Diego mostró durante el ensamble una afinidad por la comedia. Aunque tuvo un proceso difícil al encontrar su Clown, pues no siempre tenía éxito en los ejercicios, estuvo siempre dispuesto a trabajar y mostrar números e ideas nuevas con el fin de aportar en la construcción del ensamble. Diego mostró siempre entusiasmo y compañerismo durante el proceso. Además, conservaba un espíritu de juego y alerta que le aportó mucho al proceso y que además era contagioso.


El propósito del área de las técnicas básicas llegar a una interiorización de una técnica específica y que la clase sirva como un espacio de entrenamiento para el estudiante. Diego y yo compartimos la clase Técnica básica cuerpo es voz, en la cual estuve con él 2 horas diarias por un semestre. Allí Diego mostró mucha disciplina y rigurosidad en su trabajo. La clase se dividía en 3 módulos, el primero con Rosario Jaramillo, donde trabajamos entre otras técnicas con el método Linklater; el segundo con Catalina Medina, quien nos enseñó sobre la técnica Fitzmaurice y el último con Anandita Basu, donde aprendimos un poco sobre la cultura india y su manejo de la voz en las artes.

En los 3 módulos Diego mostró una vez más su interés y rigurosidad, pues al ser 3 profesoras distintas y cada una con una visión y entendimiento de una técnica específica, diferente entre ellas exigían un manejo diferente del aparato fonatorio y proponían ejercicios algunos muy distintos. Por ejemplo, Rosario pedía estructuras de movimiento y sonido a las que ella llama “Estructuras sonoro-dancísticas”. El ejercicio consistía en componer una secuencia de movimiento expresiva utilizando las vocales como punto de partida. Diego, una vez más se defendió con gracia y precisión a pesar de no tener como énfasis la danza. Con Catalina trabajamos sobre unos ejercicios específicos de la técnica Fitzmaurice, los cuales exigían un conocimiento profundo, pues eran posiciones corporales específicas, exigiendo mucha memoria para saber dónde ubicar cada parte del cuerpo. Con este ejercicio Diego demostró que no solo es capaz de componer desde la improvisación, sino que también es bueno trabajando sobre estructuras ya creadas. Por último, durante el módulo de Anandita hubo una combinación de los dos métodos antes expuestos. Pidió una estructura creada en grupos tomando como base un elemento y un canto y además evaluó la expresión de una coreografía que ella misma nos enseñó durante las clases.

En el ejercicio de creación Diego trabajó con un compañero de énfasis en actuación y juntos compusieron una estructura compleja utilizando todos los elementos vistos en clase como los mudras (posiciones de las manos con significados específicos codificados), el canto y el escaso material que vimos sobre las danzas de la India.


Por último, en el laboratorio de Voz cantada, como ya dije es necesario tener mínimo una pregunta sobre la cual trabajar, esta vez bajo la dirección de Juanita Delgado. Aunque no conozco la pregunta de Diego, sí conozco las retroalimentaciones que se le hacen en clase y he podido ver como las acepta y asume durante las clases. Diego tiene la característica de aceptar las retroalimentaciones y trabajar sobre ellas hasta que los resultados cambian.


Ahora bien, en cuanto a los aspectos por mejorar, considero que Diego puede trabajar sobre sus elecciones en el material de creación. En algunos ejercicios durante Dramaturgia del movimiento o en el ensamble de Clown, no dejaba muy claro cuál era el propósito final de su trabajo. Es decir, en el caso de Dramaturgia del movimiento solía caer en movimientos repetitivos o innecesarios los cuales en lugar de aportar al avance del ejercicio lo retrasaban y lo desviaban de su objetivo. Lo mismo pasó durante el ensamble de Clown. Donde por concentrarse en buscar la risa o hacer bien el ejercicio caía en patrones que ya habíamos visto que no funcionaban.


También podría arriesgarse más durante las clases. Considero que él ya encontró una buena cantidad de material que le funciona, pero debería profundizar más fuera de su zona de confort. El riesgo en Diego siento que ha perdido protagonismo y es algo que debe recuperar. Además, podría prepararse con más antelación para tareas y ejercicios que nos dejan fuera del aula. Considero que Diego tiene confianza en que es un gran artista y se permite dejar muchos elementos a la improvisación, sin embargo, no siempre salen como él espera y en ocasiones pueden verse totalmente improvisados.

Evaluación de Pares: Portfolio
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